No tengo prisa. Camino lentamente bajo un mar de ramas que se entrelazan sobre mi cabeza, salpicadas de hojas doradas forman tejidos imposibles que me mantienen absorta. Mientras, el sol de la tarde baña la escena con sus rayos paralelos al asfalto, cierro los ojos y levanto el rostro para sentir su calidez. Y sin darme cuenta me sorprendo repitiendo ciertas palabras de Javier Cercas que aparecen en Soldados de Salamina.
Do not move
Let the wind speak
That is paradise
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